Agustín Canapino estremece al Turismo Carretera con una desconocida confesión sobre su infancia

El cuatro veces campeón de la máxima, y actual monarca del renovado TC2000, habló a corazón abierto y contó detalles de su vida que pocos conocían.

Agustín Canapino está llamado a ser uno de los grandes ídolos del automovilismo argentino, si es que ya no lo es. El cuatro veces campeón de Turismo Carretera, múltiple en la Top Race y actual monarca del TC2000, realizó una interesante entrevista donde habló de todo, brindando además desconocidos detalles de su vida tanto arriba como abajo del auto de carrera. 

«Esto (por la pasión por el automovilismo) lo heredé de mi viejo. La diferencia es que él no se quedaba quieto. Yo me concentro más en una cosa, mi viejo era muy pasional y quería hacer cosas en todo momento. Es mi medio de vida, mi profesión y mi pasión. A mi no me molesta eso. Mi vida es para y por el automovilismo. Sin dudas que me pierdo un montón de cosas, pero yo soy feliz doblando el curvón de Rosario a más de 200 km/h y tratando de mejorar cada día», expresó en diálogo con Carburando

En la charla, además, reconoció que le tiene miedo al «accidente, a golpearme, a quedar mal. El automovilismo de hoy es muy seguro, pero nunca deja de ser un deporte de riesgo. El otro día en Viedma, si me pegaban de costado, era una situación mucho más complejo y eso sí me da miedo. Cuando me subo al auto de carrera, pongo todo, pero ese miedito nunca desaparece».

Pero luego se animó a brindar detalles de su infancia y su relato conmovió a todos: «Soy muy sencillo, yo me crié pidiendo fiado y con las zapatillas rotas. Primero con mi mamá, luego con mis abuelos. No fue una infancia fácil. Nunca me faltó nada, pero no tuve ningún lujo. Soy agradecido a la vida y con el automovilismo porque me permitió salir adelante, haciendo lo que me gusta».

Al momento de recordar a su padre expresó que «desde que perdí a mi viejo, lloré un montón y hace muy bien. Cada vez que tengo la oportunidad de descargarme,lo hago y me hace bien» y cerró dando, quizás sin querer, un interesante mensaje para las nuevas generaciones sobre los riesgos de recibir el éxito a corta edad. 

«Me pasó de que me llegue el éxito de golpe y me hizo mal. En el momento no me daba cuenta, pero me la había creido. No me gusta juzgar a nadie, pero en ese momento pasé de nada a todo y hoy con el tiempo creo que se me fueron un poco los humos. Con el tiempo, aprendí, maduré. Los éxitos los busco, pero lo importante de la vida va por otro lado», concluyó.

Fuente: MZD y Carburando



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